sábado, 6 de marzo de 2021

OSMAR SANTOS

 

SANTOS OSMAR. (Datos que figuran en una carta de Osmar Santos a Elisa Roubaud, año 2017)

… Posteriormente a la presentación del libro, la Intendencia de Rivera alquiló un local céntrico, una vieja casona que se demolió y en ella construyeron un amplio salón para un supermercado que nunca se instaló.

En el año 2011 me jubilé y asumió como nuevo director del museo de artes un ex alumno, Hugo Lago médico jubilado y pintor, quien ha continuado por el camino ya iniciado.

La tarea que desarrollé fue, entre muchas otras, formar un acervo partiendo de cero, con obras de pintores riverenses, nacionales y extranjeros solicitándoles donaciones. Organicé decenas de exposiciones, charlas, etc. etc. Fue desarrollado durante años un proyecto de visitas de niños con sus docentes. Se editó un boletín durante varios años que se enviaba a todo el país. Se hizo un inventario de obras, muebles y otros objetos, todo documentado en libros, todo informatizado. Una biblioteca de arte, totalmente indizada y fichada de acuerdo a normas bibliotecológicas. Y un sinfín de cosas grandes y chicas que se realizaron a través de los años.

Cuando me correspondió entregar el museo al nuevo director ya estaba todo hecho desde el punto de vista museológico, menos la adaptación del nuevo local con mamparas, iluminación,  y otros aspectos. Es a lo que se está dedicando Hugo Lago, sin descuidar las exposiciones y el trabajo sistemático con niños escolares.

Por más de cincuenta años me dediqué al proyecto Museo para Rivera. Paralelamente fui docente en secundaria, escuelas de artes de Rivera y de Livramento, dibujé y pinté como lo he hecho desde siempre.

Me dediqué a la arqueología de campo investigando y publicando informes. También a la malacología coleccionando, investigando y publicando. Me ayuda a distender la tensión del día a día.

Así como fundé el museo también tuve oportunidad de fundar la Escuelita de Arte Infantil, la que funciona sin interrupciones desde entonces. Hoy en manos de la hija Alicia y de Alejandra que es una de mis nietas, y otras profesoras contratadas.

En Sant’Ana do Livramento fundé una escuela de artes, de la que fui director y docente por más de treinta años.  Así como también fundé el Museo de Arte de ASPES, Asociación Santanense pro Enseñanza Superior.

Las cuatro instituciones han tenido y tienen incidencia en la elevación de la sensibilidad colectiva respecto a lo cultural en esta frontera Rivera-Livramento de corte tan mercantilista.

Cuando tenía talvez unos once o doce años se reunían en casa compañeros de la escuela, primos y niños vecinos y en una mesa grande en el patio los enseñaba a dibujar cuerpos humanos y a tallar pequeñas esculturas en piedra arenisca de la zona. Creo que ahí nació la vocación docente.

Tuve tres tías hermanas de mi madre que fueron maestras. Esther me incentivó desde muy pequeño, poco más de un año a rayar con varias técnicas propias para la edad, porque según me contaron ella veía que me acostaba de barriga sobre las baldosas amarillas de la baranda y con un lápiz intentaba hacer monigotes.

Otra de las hermanas, Elisa, cuando aprendí a leer me prestaba libros de arte, tenía varios, y su esposo me permitía dibujar en la mesa donde el hacía planos para la oficina de catastro.

Con aquellos libros y revistas me pasaba horas observando las láminas. Intentaba pintar con aquellos colores que no eran tan saturados. Más bien neutralizados, pero cómo?  No existía en Rivera ninguna escuela de enseñanza artística ni pintores. De tanto insistir empecé poco a poco mediante mezclas a acercarme a lo que deseaba,   hasta que llegué a la verdad pintando con acuarelas una cabeza de mujer. Había llegado al tono. Todos los días 1º de enero y 22 de junio dibujo o pinto algo. Esta última fecha es la del día que cumplo años. En esa cabeza de mujer, debajo de la firma escribí la fecha: 22.VI.1949. Estaba cumpliendo 15 años.

En 1951 un pintor de origen austríaco, Rodolfo Seinwells se instaló en Rivera y fundó la Escuela de Arte Pictórico. Con él estudié hasta que fui a estudiar a Montevideo a mediados de 1952.

En la capital estudié profesorado en el IPA y de noche pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Me recibí a fines de 1956 y volví a Rivera con muchas ideas para desarrollar. La estadía en Montevideo estudiando y visitando exposiciones, museos y talleres fue un disparador importantísimo que me condicionó para dedicarme a lo propio y a lo colectivo a la vez.

Jubilado igualmente continúo asesorando sobre temas artísticos, especialmente a alumnos liceales y de profesorado que me lo solicitan. Y recibo visitas de grupitos de niños con maestras o practicantes de la escuela que funciona frente a la casa donde vivo. Desean que les explique por qué pinto “así”.

En lo concerniente al arte digital, lo empecé a desarrollar en 1995. Al principio con figuras que transformaba o adaptaba a composiciones. Pero me dije un día; “Porqué estoy haciendo la figura partiendo de fotos o imágenes. Eso lo puedo hacer con pinceles y todos los materiales que se usan en la pintura. Esto es otra cosa, otro lenguaje”. Y comencé a investigar cómo crear obras digitales solamente con el computador, sin imágenes agregadas. Y llegué partiendo de un simple pixel y una línea. Lo que me permitieron hacer los programas usados me entusiasmó de tal manera que casi me olvido de la pintura. Adopté la forma abstracta como meta en cada realización y colores saturados. Poco después comencé a usar un programa de fractales. Volví a las matemáticas. El programa permite modificar formas alterando los valores numéricos de las ecuaciones. Al comienzo se me evadían las formas y no conseguía lo que buscaba. Hasta que lo logré y con un dominio mayor de las herramientas informáticas los empecé a realizar  con mayor seguridad de llegar a lo pensado.  No les pongo título. Llevan el número de obra y la fecha nada más. Opus 402, por ejemplo.

Respecto a la fotografía me acompañó siempre. Cuando cumplí doce años mis padres me regalaron una cámara Kodak. Aún la conservo. Y de ahí en adelante no paré. Durante unos años instalé en casa un laboratorio para revelar en blanco y negro. He fotografiado con varios tipos de cámaras. Y ahora le agregué la del celular. En 1995 hice un viaje a España y Portugal solamente para descansar y fotografiar. Como persona, me considero uno más en el rebaño. No hago distinciones. Soy muy tranquilo, nunca tuve ni tengo enemigos. Nunca fumé, nunca me atrajo el alcohol y tampoco tomo mate. Según la esposa de un amigo, por todo eso debo ser “una persona muy aburrida”. No tengo tiempo para aburrirme. Tengo dos hijos que se acercan a los sesenta de edad, Alicia es docente y grabadora y Eduardo dibujante de planos de campo y ciudad, además de ser un técnico en informática. Hace treinta años falleció mi esposa, madre de ambos. Con posterioridad me casé dos veces, y del último matrimonio tengo un hijo de doce años, Ernesto. Está en sexto de escuela. Modela esculturas con arcilla con creaciones acordes con la edad. Ha intervenido con éxito en varios torneos de ajedrez. Toca el piano, está en quinto del Conservatorio. Y juega al fútbol como golero. Qué será en el futuro, solo él sabrá. Por la edad que tengo, 83, no lo voy a ver.  Tengo cuatro nietos y siete bisnietos. La mayor va a cumplir 18 años. Si me descuido, en cualquier momento puedo llegar a ser tatarabuelo. Sonrisa

Elisa, creo que interpretando tu pedido, he escrito muy sintéticamente lo que he realizado y cómo vivo, cómo soy, en fin, una auto radiografía como hombre y artista.  Osmar

OSMAR SANTOS

Nació en la ciudad de Rivera el 22 de junio de 1934. No contó en su niñez más que con el estímulo del entorno familiar y el consejo y amistad del poeta Agustín Bisio. A pesar de ello queda consignada la frase escrita en un cuaderno de sexto año escolar: voy a ser pintor en mi vida. El encuentro con el pintor austríaco Rodolfo Seinwells en 1951 fue decisivo. No sólo marca el inicio formal decisivo del aprendizaje artístico, sino que coincide con la fundación de Arte Pictórico de Rivera. Al año siguiente viaja a Montevideo. Allí se consolidan las bases teóricas y técnicas de dos caminos paralelos: el de la docencia y el de las artes visuales. El Instituto de Profesores Artigas y la Escuela Nacional de Bellas Artes fueron las instituciones donde estudió entonces. Es alumno de Fernando García Esteban, Florio Parpagnoli, Ricardo Aguerre, entre otros. Entra en contacto con artistas geométricos como Costigliolo, María Freire o Liconln Presno. Santos se interesa por la geometría y por la construcción de un nuevo espacio pictórico. De regreso a su ciudad natal propone la creación del museo de arte de Rivera, el 10 de marzo de 1958. Durante los años sucesivos desarrolla una intensa labor muralística. A través del tiempo realizó más de veinte murales en varias técnicas. En los años 1959, 1961, 1963, Santos visita la Bienal de San Pablo. Las bienales le pusieron en contacto con el informalismo matérico. A partir de 1964, a través de un profundo proceso de maduración e intenso trabajo, su obra lo aproximará a la representación del ser metafísico y esencial. De esta época son sus primeros trabajos en arqueología “primer mapa arqueológico del departamento de Rivera”. De sus viajes con este fin le queda la imagen de la soledad de los habitantes del campo, solos frente a su entorno. Desde 1957 había comenzado su labor como docente de arte. Específicamente de pintura en la Escuela Taller de Artes Plásticas de Rivera, de la cual fue director en el período 1966-1975. En ese momento se producirá un proceso de síntesis. En 1964 aparece “Cámara de reflexión”. Es aquí cuando Santos llega plenamente al ser esencial, al ser metafísico que desde entonces ha venido trabajando en todas direcciones. En ese mismo año fundará el Taller de Arte Infantil de Rivera que lleva treinta y cinco años ininterrumpidos de existencia, actualmente a cargo de la hija del pintor. La creación del museo propuesta en 1958 cristalizará en 1970, pasando a llamarse Museo Municipal de Artes de Rivera. Por veinte años, de 1975 a 1995, enseña en la Escola de Artes en Sant’Ana do Livramento RS, Brasil, donde, además de ser su fundador, fue su director durante el tiempo de su existencia. En esa misma ciudad funda el Museu de Artes de ASPES, siendo su curador hasta el año 1995. Paralelamente a su desarrollo como pintor, desarrolló una obra como fotógrafo, como diseñador gráfico, como artista postal y como artista digital. Además de sus estudios e investigaciones en arqueología, orientó su interés a la malacología llegando a descubrir una especia nueva (Megalobulinus riverensis) de cuyo nombre también es responsable.

 

EN EL CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA DEL 21 DE MARZO AL 17 DE ABRIL DE 2004 SE PRESENTO UNA RETROSPECTIVA DE SUS OBRAS.

-Descripción de esta exposición.-

Hay fotografías, entre las que aparece Santos profesor del Liceo No. 1.

Hay un estante con los libros de su autoría: Apuntes para historia y cultura artística, Rivera 1957; Azulejos Art Nouveau de Rivera (Uruguay) y Sant’Ana do Livramento (Brasil); Historia de la fotografía en la frontera Rivera-Livramento; Síntesis histórica de las artes plásticas en la frontera Sant’Ana do Livramento; Artistas riverenses en el acervo del Museo Municipal de Artes Plásticas de Rivera; Genealogía de la familia Masoller, Museo Municipal de Artes Plásticas de Rivera, 2002; catálogos de algunas de las 160 exposiciones realizadas por el Museo de Rivera y algunos de los boletines del Museo Municipal de Artes Plásticas de Rivera que Santos fue regular en publicar y enviar a distintas instituciones, prensa y artistas interesados.

Están las cajitas con caracoles que muestran los resultados de las investigaciones de Osmar Santos en malacología y un libro en proceso de preparación titulado “Caracoles terrestres de Uruguay”.

Se exponen los resultados de los trabajos arqueológicos de Santos en Los cerritos indígenas de Vichadero (1968), La industria lítica del Río Cuareim (1967), Primer mapa arqueológico del departamento de Rivera (1965), El yacimiento paleolítico del Arroyo Catalán Chico (1965), Industrias líticas localizadas en el departamento de Rivera (1967). Estos escritos son llamados por Osmar Santos “comunicaciones científicas”.

Se exponen fotografías de los lugares donde se realizaron excavaciones bajo la dirección de Osmar Santos y algunos ejemplos de piedras encontradas.

 

Tres vitrinas muestran el desarrollo de las ideas, cómo el artista despierta de noche con alguna idea y en ese mismo momento, para no olvidarla, la dibuja dentro de pequeños rectángulos que van repitiendo el desarrollo dibujado de esa idea. El proceso termina en la obra final, definitiva, algunas de ellas expuestas en el Centro de Cultura de España, lo cual contribuye enormemente a la comprensión de la muestra, cuando el contemplador puede comparar el germen de las pinturas en las que se ha transformado en una abstracción en la que el color agiganta la expresividad de aquel primer esbozo, pensado durante el insomnio.

 

Son de gran interés, en estas vitrinas de los dibujos, aquellos que fueron inspirados por los nietos del artista: “Niños pensando igual”, “Dos niños observando cómo se derrite el sol”, “Niños comunicándose telepáticamente”. Estos dibujos sintetizan la cosmovisión que Santos materializa en su obra marcándola con signos suyos propios que se repiten, al igual que se repiten las imágenes en los fractales con los que trabaja digitalmente por medio de la computadora.

También en la computadora puede imprimir los rectángulos que van a ser soporte para nuevas ideas; si bien la medida áurea está programada en la computadora, O. Santos la tiene de tal modo incorporada en su quehacer que la única función de esta tecnología es la de confirmar las proporciones y la armonía creada previamente por el artista en los esbozos que somete a un examen de orden en los lineamientos realizados por la máquina.

“Celda”, mancha de tinta, representativa de la T que Santos abstrae del rostro humano, marca de la síntesis que se repite cada vez que el artista insiste en una marca humanizante de las formas. Esta mancha poética se sostiene en el espacio en una composición tan irregular como equilibrada.

Entre sus fotografías, “Noche” Primer Premio de la V Bienal de Primavera de Salto;

“El vendedor de naranjas” de 1969, le permite componer algo que más parece un dibujo que una fotografía, porque los juegos de luces y sombras de esos árboles que protegen al vendedor de naranjas que se aleja tienen la levedad poética que puede dar la mano; “Abuela” significó para O.S. el Primer Premio del Salón Internacional de Fotografía de Rivera-Livramento y “Descanso” de 1969 es una fotografía que ha sido trabajada con solarización en laboratorio propio del artista y da la medida del Santos investigador.

 

Se lee en la pared: “La dimensión expresiva que la fotografía ofrece no se superpone con la pintura, antes bien la complementa. Es la mirada hacia el mundo exterior filtrada por su sensibilidad de pintor. La composición equilibrada, muchas veces basada en ortogonales, le confiere un carácter “construido”, casi clásico. Las fotografías quietas de

 

modelos quietos parecen no ofrecer los azares imprevistos de la instantánea. Se suma a esto el neto claroscuro del blanco y negro, muchas veces contraluces que constituyen gran parte de su producción. Se ocupa también del retrato y aunque siempre, al decir de Roland Barthes, “la fotografía da algo que ha estado y no está”, cuando se trata de seres humanos coincide como medio expresivo con la función que la leyenda griega explica como origen de la pintura: la evocación de una ausencia”.

 

Octavio Paz en “El mono gramático” escribió: “La fijeza es siempre momentánea. Es un equilibrio a un tiempo precario y perfecto que dura lo que dura un instante. Basta una vibración de la luz, la aparición de una nube o una mínima alteración de la temperatura, para que el pacto de quietud se rompa y se desencadene la serie de las metamorfosis”.

 

Su pintura “Arbol familiar”, 2004, acrílico de 1.95 x 1.16, en colores cálidos. La T se multiplica formando series, y este cuadro es parte de una serie como todos los que integran esta colección que han sido seleccionados por el pintor como representativos de las diferentes etapas de su producción.

“Síntesis total”, 2003, acrílico 0.81 x 0.60, de una belleza decantada, depurada.

El dramatismo está en una pareja de la serie Mundo hoy y el cuadro es “Mundo hoy III”, 1983, acrílico de l00 x 73 cm.

Tal vez la obra que condensa el simbolismo y sentido de la obra de Osmar Santos sea “Gran imagen”, 1965, óleos y texturas, 1.20 x 0.90 de la serie Latinoamérica. Abstracta, casi minimalista y monocroma, deja percibir gracias a sus veladuras los matices de grises, pardos y hasta parecería que hay un rojo que lucha por salir detrás del negro que cubre la tela.

De la serie Después de la noche siempre amanece, ha sido elegido “La esperanza compartida”, 1984, 0.90 x 1.20 m.

Dos cuadros de la serie Parejas y arcos de medio punto que se exponen son Pareja, y Pareja II, de 1979, óleos 0.50 x 0.70 m, repiten el motivo en una escala de colores claros, con rigor musical y plano.

 

Osmar Santos ha guardado más de 1600 pinturas y no puede contar cuántos dibujos de su obra incesante: descansa cuando cambia de actividad.

 

En la sala de las pinturas digitales se lee: “El arte digital consuma la aspiración de desmaterializar el objeto artístico. Se constituye así una escritura de interfases que puede después materializarse en diferentes soportes”.

 

Se proyectan sobre la pared del entrepiso otras obras que no están expuestas. Se pueden ver desde abajo, de tal manera que quien visita esta exposición se lleva una cabal idea de toda la producción de Osmar Santos y de sus actividades relacionadas con la docencia, la extensión cultural, la investigación científica y tecnológica. Elisa Roubaud.

Bibliografía: Libro Puerta de San Juan de Gustavo Alamón.

OSMAR SANTOS

“Un hilo representa la distancia del pasado el presente y el futuro.”

                                                                                                        Francisco Ignacio.

 

Seres esenciales, esos que son purificada verdad sin apariencia, pueblan el lenguaje plástico de Osmar Santos. Síntesis de una filosofía de pintor que tiene que ver con la búsqueda de la verdad de las cosas, y con el propósito de verlas como son, no como se nos presentan. Seres esenciales que resumen la búsqueda plástica de su propio lenguaje. Comunicación, y a la vez agua purificante que despierta el deseo de releer la cotidianeidad, haciendo conciencia de que  en la esencialidad, reside  la verdad del SER.

 

SOY, y por ello se me está permitido crear, desarrollar, construir, destruir, modificar, accionar. Pero  este permiso en la esencialidad del hombre, no es nada más que impulso positivo, para la realización positiva, que se mide simplemente en la relación de mi persona con otra persona, de mi persona con el entorno, de mi persona con los seres que lo habitan, de mi persona con las cosas a las que doy valor o desvalorizo.

El ser esencial es aquél  que ha descubierto la imponencia de su humanidad y el bien que ontológicamente la guarda; por eso incorporando la sombra se ha vuelto creador, es decir reflejo de la VERDAD que ennoblece y dignifica.

 

Los artistas, vuelvo a repetir, LOS ARTISTAS, llegan a esa esencialidad que se da en la integración de su “humanidad” con la expresión que se muestra, despojada ya de todo compromiso que no sea decir lo que se vive,  pensar lo que se dice, vivir lo que se piensa. La verdad se vuelve  expresión y nace así la obra de arte. Después viene todo lo demás…

 

Osmar Santos nos lleva a un mundo de realidades, donde el abecedario se ha vuelto color, entonces descubrimos su planteo, su visión de las cosas, su interioridad desnuda de toda afectación posible.

Amalgama los colores con la preocupación primera, buscando la estética como la frase que sin rebusques da la idea acertada y sabe bien que para poder llegar a ella no hay una fórmula sino un eterno empezar en el largo y experiente camino recorrido.

Por eso sus realizaciones son siempre nuevas, nacidas en el instante que insta a la búsqueda y se empecina hasta lograr el acorde final, donde el reflejo de lo pensado y lo realizado se ha vuelto tangible.

 

Seres esenciales, hombres cargados de una metafísica que no se distancia sino que se interioriza en cada uno de nosotros, desertándonos de este mundo aparente, a un mundo real que parece imaginario, y abriéndonos a un desafío imperioso donde todo toma su verdadero valor y se relativizan los iconos prefabricados, para que podamos mirar desde la verdadera  realidad  “LO ESENCIAL, que  ES INVISIBLE A LOS OJOS”.

 

                                                                                    Ramón Cuadra Cantera.



 

 

 

 

 

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