sábado, 6 de marzo de 2021

PITA MAZETTI DANIELA

 

PITA MAZETTI DANIELA.-

Nadie mejor que la propia escritora para definir su arte. Cuando Daniela Pita Mazzetti en el prólogo que titula “De espigas y campos..” ,confiesa al lector que “…Hay algo que decir, es imperioso, puede más que nuestras voluntades. Combinar letras con corazones. Empuñar la pluma en la tinta de vivencias y emociones. Dejemos la vida en esto…”, está proponiendo con su estilo, un nuevo estilo de vida. Detrás de la apariencia humorística de cada historia o cuento hay un llamado persistente a una actitud de vida optimista y solidaria, por encima de toda invención, como sostén de cada sonrisa.  

Así comienza esta serie de cuentos que, por alguna razón, sin duda ligada a la realidad de su profesión, lleva el título de “Invierno en el laboratorio”. La diversidad de temas no permite al lector interrumpir un camino que la autora va señalando con su ritmo, como un baile interminable de situaciones en las que el lenguaje desnuda sentimientos más profundos que van ordenando las acciones, los gestos, las respuestas de los personajes y que obliga a seguir leyendo, compartiendo con ellos aventuras locas y firmes convicciones que delatan una filosofía de vida, un ideal de felicidad y prosperidad que Daniela siente y trasmite, con total naturalidad, en lo que aparenta ser de caprichosa invención.

Si las descripciones de campos o pueblos, fenómenos meteorológicos o accidentes para llegar al trabajo un día de lluvia, resultan pinturas de variados tonos, climas en los que el lector se interna con creciente curiosidad y asombro ante la sorpresa del humor agudo y jovial, ante la situación aparentemente banal que lleva a una meditación profunda, el tema en cada cuento permite revivir siempre alguna experiencia propia que Daniela Pita apenas roza con la ternura que envuelve lo que en algún momento podría haber sido doloroso. 

Su estilo es leve y profundo. Las palabras vuelan como las plumas de alguna gallina, como las letras que se juntan “En clave de faro”, en “La ley literaria” o en “Ch Saltarina…con adivinanza”, como el chupete perdido del niño que a los cuatro años debía ser hombre, o los recuerdos de una sopa que sin pimienta ya no era lo mismo.

Leer a Daniela Pita Mazzetti es volar con ella hacia los paisajes, los personajes, los campos o el interior de uno mismo. Nada parece sobresalir porque todo es un conjunto que se mantiene en las notas más altas del buen decir y sentir. Los premios y honores recibidos lo atestiguan desde 1979 cuando en Minas, su ciudad natal, el Instituto Eduardo Fabini le otorgó el Primer Premio cuentos para niños. Sus cuentos hoy ya no son sólo para niños. Los temas más triviales son motivo para universalizar situaciones y sentires de todas las edades y de todas las tierras. Daniela ha empuñado la pluma, hundiéndola en sí misma para reencontrarse así con quien lea y se emocione ante la posibilidad de trocar dificultades y hasta aparentes catástrofes en el principio de un renacer, un volver a empezar esperanzado y una permanente sonrisa que se lee y se conserva en el corazón. Porque vale.  Elisa Roubaud

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