Es reconfortante
encontrar en estos días una exposición de arte que reúna las cualidades
plásticas tradicionales y que represente la expresión de lo que en el tiempo
presente emociona a los artistas de hoy. Pintar, dibujar, utilizar una
técnica como el grabado en el caso de Rosalba Correa, significa buscar el
diálogo con el contemplador en el intraducible lenguaje del color y de las
formas. El árbol caído en este grabado sigue la misma horizontalidad de la casa
ya construida y, en su soledad, convoca a la reflexión de lo que vive para
servir y cae para continuar bajo una nueva forma.
Como en todo
otro lenguaje una gramática guía la expresión del artista, de tal modo
que siempre se llega a un punto en el que la obra ya no pide más, está
terminada, habla por sí misma, espera al contemplador para llevarlo a lo más
íntimo de la sensibilidad del quien la creó: al punto donde el silencio se
transforma en una indecible comunicación.
Y así se destacan
en el recorrido por esta exposición de excelencia que la Asociación de Pintores
y Escultores del Uruguay presenta en la Junta Departamental de Montevideo, el
pequeño formato de impecable color y definido dibujo de Josefa Troilo; la
serena composición entonada en la paleta baja de Elsa Andrada; el carácter de
los trazos empastados que al desdibujar, expresan, de Eva Olivetti; la moderna
e impactante abstracción de Noelia Fierro que juega con el equilibrio de las
formas y colores con una seguridad que trasmite serenidad y convierte líneas y
manchas en un paisaje lunar fuertemente expresivo; los grises de Analía Sandleris, se pliegan y
repliegan orientados a una interioridad compartida con quien contempla esta
obra, ejemplo de color aún sin llegar a ninguna nota alta; y una marina de
Alvaro Podestá expresa, en la infinita distancia del mar abierto, el punto en
que el espectador puede detenerse sintiendo que ha llegado; Zully Lara compone
y maneja los colores con total docilidad creando con ello un efecto de
equilibrada composición; y el color de Ignacio Chouy impacta por las notas
altas que no alteran el tono de una sólida composición. Cada pintura de esta
exposición es un momento de reflexión y deleite diferente para el contemplador
y es, en cada caso, un modo de reconciliarse con el arte de hoy. Elisa Roubaud
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