Sebastian Correa es un artista que vive en la serenidad
que imaginamos al pensar en los del
Renacimiento, que produce sin embargo con el espiritu y para las miradas de
hoy. Depurada, su obra parece representativa del Espacio, aquel que es meta e
inspiración de la modernidad, surcado por la tecnología, vencido y alcanzado
por los sueños de los hombres. Si
Leonardo da Vince habia inventado una maquina para volar, aceptando el reto que
significan las ansias de infinito siempre presentes en el alma humana, hoy ya
no hay limites en el cielo para las metas de los mortales; ya no hay distancias
para la comunicación, desde que espacio y tiempo pueden coincidir en la
pantalla de una computadora. Y la computadora ha generado imágenes livianas,
etereas, hechas para recorrer todo y cualquier espacio real o imaginario,
fisico o virtual, con colores vivos y transparentes que parecen ser la
traslación del arco iris a la tecnología digital. El hombre es el unico ser de
la creación capaz de almacenar en su memoria genetica el conocimiento de los
siglos y en el arte de hoy sin duda viven tanto la capacidad creativa como para
expresar por medio de imágenes, como los recuerdos sensibles de una
espiritualidad que ya ha atravesado tantos siglos.
Sebastián recibio desde niño una educación por el arte y el
desarrollo de su creatividad nunca fue interrumpido, mientras transitaba por
los estudios formales, el dibujo publicitario y toda la Escuela Nacional de
Bellas Artes. Juan Perdomo, Carlos Seveso, Nelson Ramos estan presentes en los
recuerdos del artista que con ellos se formo para hoy poder sorprender con su
originalidad. Correa pinta el espacio surcado por tenues lineas de colores; las
que ,en su recorrido hacia logicas y ordenadas direcciones, son como flechas
lanzadas al espacio infinito, distancias y geometría permiten a Sebastián
Correa crear un perspectiva personal, con la que multiplica en la limitada
dimension del plano, aquellas distancias siderales que tal vez su imaginación
evoca, con tanto rigor como fantasia.
Esta pintura, hecha de simples y ordenadas incursiones de
las lineas por el espacio plano y pleno de color, tiene una cualidad aerea muy
particular y permite extender al infinito las reales dimensiones del espacio
que ocupa sobre el soporte. La serena actitud del artista impulsa esos dardos
que se lanzan a la conquista de todo el espacio, como la fe que no se pierde,
porque se acierta en certezas que la “razon no puede comprender”.
Elisa Roubaud
SEBASTIAN CORREA DOMINE CREADOR DE “CIUDAD
PALILLO”
Creció pintando. Nació con talento. Desde
los cinco años dibuja desarrollando su oficio, trabajando. El color de
Sebastian Correa es el mundo donde hoy nacen y crecen sus abstracciones, en la
armonía de la proporción, en la magia de su imaginación creativa. Forma,
color, espacio, se reparten el plano equilibradamente. Las imágenes no se
instalan en el plano formando una composición, sino que surgen a la
superficie como parte integral del soporte que las contiene. Sebastian
Correa es un artista con las características mas puras de la Modernidad.
En la Sala Miguel Angel Pareja de Montevideo se presentó
“Ciudad Palillo” de Sebastián Correa Domine, primera muestra de esculturas del
artista, realizadas en madera , poliuretano expandido con yeso y encolado de
diversos papeles El protagonista era el palillo con que se asegura la ropa
cuando se cuelga para secar, o los
pantalones para andar en bicicleta, o las bolsas abiertas que se quieren cerrar para
seguir utilizando su contenido en la cocina; un sinnúmero de funciones que
piden nueva mirada para este producto industrial que gracias a una inteligente ingeniería resulta herramienta indispensable y como tal sale de todas las casas recorriendo la ciudad, aunque pasando inadvertido para la gran mayoría de los usuarios, cuando
debería ser visto y mejor valorado. Sebastián Correa, ojo avizor, desde los
cinco años dibujante y pintor atento a la realidad que lo circunda, puso su
mirada agradecida en este pequeño objeto, desde que siendo niño jugaba con los
palillos en la azotea para seguir entre
ellos en el taller que tiene precisamente en el lavadero de su casa.
Sebastián nació talentoso desarrollando su
oficio con perseverante trabajo. El
color de sus pinturas es el mundo donde
hoy nacen y crecen sorprendentes
abstracciones, por la armonía de geometría y proporción que se anima con la magia de su
poética, repartiendo en el plano equilibradamente los destellos de luz que en
forma de agujas bailan rítmicamente. Para hacer las esculturas de “Ciudad
Palillos” Correa Domine trabaja el barro que luego cubre con yeso; desmolda y
consigue objetos de considerable tamaño,
los que pintados, repiten la forma y recuerdan la función de los palillos de
colgar la ropa y demás funciones. Sebastián Correa descubre en el palillo de madera y resorte posibilidades de
expresión que le dan protagonismo,
convirtiéndolo en ícono que lleva, por
su condición utilitaria, a penetrar los secretos de la ciudad. Reconoce su
forma y función, el ser un producto industrial que se vende y no se destaca
estéticamente, ni por su color, ni por sus líneas o volumen. Sebastián Correa
demuestra que el arte puede transformar la realidad del más humilde objeto,
rescatando al palillo de la ningunidad,
al esculpir sus líneas y resaltar su utilidad. Con trabajo y con creatividad natural Correa Domine toma lo que tiene a mano y de la mano de este
mismo objeto orienta la mirada del
contemplador hacia la realidad de toda la ciudad. Y con este trabajo y tal
recreación Sebastián inventa un protagonista insólito que responde a su propia
e íntima necesidad de expresión. Elisa Roubaud
PALILLOS ENTRE LINEAS – SEBASTIAN CORREA
DOMINE
Desde “Ciudad Palillo”, cuando Sebastián
Correa Domine expuso en la Sala Pareja de la Escueela Nacional de Bellas Artes,
en el corazón de Pocitos, no habían aparecido en sus obras aquellos palillos
que su inspiración tomó de visiones de azoteas, techos, terrazas y quién sabe
cuántos otros recuerdos del entorno familiar, ciudadano, que penetran
subrepticiamente y sin aparente razón en
el pensamiento, sentimiento, visión interior del artista, para impulsarlo en el
momento más inesperado hacia la creación de algo que nunca hubiera pensado
hacer, algo que le sorprende antes que a ningún otro interlocutor que pueda
mirar y contemplar su obra.
Ahora Sebastián nos vuelve a sorprender con
palillos y muchos otros objetos y los llama “entre líneas”. ¿Qué líneas? Las de
su construcción plástica, las que marcan los colores y sus hábiles manos sobre
y con el poliuretano expandido que crece y Correa corta y recorta hasta obtener
la composición que sostiene la expresión, la que con su fuerza de colores y el
encolado de los objetos más dispares (aunque siempre los del entorno), consigue
además integrar a los palillos y demás aquellas líneas primeras de sus primeras
obras en las que la geometría campeaba por el plano, mientras bailaban pequeñas
rectas de colores sobre otros colores del fondo, formando un concierto armónico
de luces y movimiento, de ritmos tan sorprendentes como las protuberancias que
hoy acompasan y sostienen el color de estos nuevos “Palillos entre líneas”. Bienvenidos
sean, palillos, colores, encolados, sentimientos y composiciones equilibradas
de Sebastián Correa Domine: todo se integra en el mundo que el artista crea con
nada, con la espuma del poliuretano o con los palillos que sujetan tanto como
los que bailan con el color. Elisa Roubaud.
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