miércoles, 10 de julio de 2019

Bottrill Norman


NORMAN BOTTRILL: DIALOGO CON UN VIRTUOSO

Visitar a Norman Bottrill, conocer su casa y su taller después de haber mirado sus dibujos, sus colores, intentando penetrar el mundo interior del artista, no es una sorpresa. Todo alli concuerda con aquella fantasia organica hecha de lineas, formas, colores, que se despliegan con refinada perfeccion. El misterio de las escenas en las que la figura humana se inserta en una estilizacion de formas, resultado del dibujo, de la mancha y del color cuidadosamente organizados, queda develado tan sencillamente como cuando se dice la verdad. Conversar con Norman Bottrill es adentrarse por el camino de las mismas líneas hacia la claridad del sentimiento que las impulso y comprender el por que de su persistente seducción para el contemplador que las ha recorrido, dócil a la invitación del artista, perplejo ante la nueva realidad que se ofrece como una aventura espiritual. Una realidad imaginada, desprendida e independiente, donde no hay gestos que sorprendan sino conscientes intervenciones del artista, creando una figuración abstracta que es victoria de la imaginación sobre la realidad natural. 
-En anteriores críticas se destaca esta frase suya: “Mis imágenes surgen con algo de ese misterio que pretende mostrar a los hombres algo mas de su ser en el mundo”. ¿Qué podria ser ese “algo mas”? Y Bottrill responde: “Algo mistico, casi un anhelo... de felicidad.  Justamene no le pongo pupilas a los ojos para que el observador tenga que meterse dentro de la obra y después en sí mismo; son también mis fantasías”

Las lineas de Bottrill recorren  dóciles el espacio, guiadas por su imaginación que es de una naturaleza tal que no fuerza al contemplador, porque el movimiento suave, ondulante, intrincado cubre el espacio donde se vuelven expresivas como por arte de magia, cuando aquellos caminos de colores integran planos que refieren a formas de la realidad.  Lo que había comenzado en el recuerdo de los cuentos orientales, de las mil y una noches y las miles de historias alguna vez relatadas, se va transformando en formas que se asocian y se disocian, conformando la realidad distinta creada por el artista. Formas sostenidas por el color en el color. Formas reconocibles que se comportan como si se movieran, sorprendiendo, flotando en el color como el recuerdo de un sueño que dura y se concreta en la vigilia. Fuertemente expresionista, mas entregada con seductora suavidad, la pintura del medio natural que rodea las figuras y las envuelve, exalta la vida orgánica que el artista pareciera inyectar dentro de esas formas; su violencia contrasta con la placidez de los personajes, estáticos dentro de una selva conmovida e inquietante de colores.
Los fondos también pueden ser monocromos y servir de telón para el baile formal que parece escapar de las reglas del juego que el propio artista se impone y que han ganado el espacio con la fuerza de su libertad.
 Norman Bottrill debe su solida formación, entre otras cosas,  a los meses que paso en el taller de Jorge Damiáni, a los viajes que le permitieron conocer los museos de Europa, Estados Unidos y el “interminable” (así lo califica él) Ermitage en Rusia, cuando trabajaba para una empresa de aviación. En 1974 realizó la primera exposición. En 1977 tenía 37 años cuando debió optar entre el trabajo o la pintura, ya que no podía continuar dividiendo su tiempo. Se decidió por la pintura y le fue muy bien.


MIREMOS LOS DIBUJOS

Primero dibuja un boceto general que se va modificando sobre la marcha, pero que en general empieza como un dibujo. El juego de las formas que van cerrando y van abriendo espacios atrapa al contemplador para llevarlo fuera de si mismo y permitirle misteriosamente una suerte de introspección que sobreviene por los recuerdos que personajes, imágenes y escenas suscitan, al tiempo que seducen con la mirada vacía pintada en rostros intemporales, o con algunas pupilas que miran, o miraron en otro tiempo.
-¿Sus propuestas parten de una idea determinada?
-“Generalmente parto de un concepto muy general y despues todo me va surgiendo  y sobre  la marcha modifico mucho, lo que he pensado y  lo que consigo realizar..”
Miramos los dibujos, las fotografias de obras, casi todas vendidas, algunas recuperables para la exposición, otras imposibles de ubicar. En el cuidadoso archivo hay criticas viejas y todo conservado con  aire de  presente, tal como todo esta presente en la mente del artista. El tiempo pasa y enriquece con vivencias y recuerdos que son la idea de Norman Bottrill. Su imaginación entrega poesia a la realidad vivida y su habiliadad la dibuja con el lirismo que le agrega el color.
Dos años después de su primera muestra en Galeria U del Palacio Salvo, Ramon Merica entrevisto a Bottrill para El Pais de los Domingos, y asi decia en 1976: “...provocado por la.peculiaridad de su imaginación y su talento... delante de una invención  dibujada y pintada por Norman Bottrill, la ultima gran figura que ha aparecido en el mundo plastico nacional”
La critica de Buenos Aires lo elogio en el diario La Opinión.
El archivo guarda muchos dibujos. Son dibujos con una técnica parecida al grabado, a la punta seca. La figura humana rodeada de un entorno orientalizado. El oficio y la capacidad de invención consiguen parir estas imágenes. Algo que se agradece al artista.
-Los personajes son impasibles, pero las manos estan crispadas. A veces esas manos se repiten en espacio separado, destacadas, dentro de la misma obra...
-. “Se hace todo con las manos, bueno y malo, pero las manos son las que funcionan para todo”, explica Bottrill antes de agregar:  “Me interesa mucho la pintura persa, me encantan las miniaturas”.
En alguna naturaleza muerta se pueden encontrar reminiscencias de pinturas, o biombos japoneses. A veces el artista encuentra un color, que puede estar destacado en la redondez de sol o luna sobre la escena pintada y que es síntesis de tonos y colores de la escena inventada, de tal manera que ese circulo liga en la obra toda sensación de color percibida en su contemplación.“Me gusta usar el color y variarlo. Generalmente no hay demasiados”.
Los detalles de las obras permiten apreciar el trabajo minucioso de las lineas de colores que el pastel o la tiza, o el rapidograf realizan en los planos que otras lineas envuelven, recreando asi aquel mismo plano en una mezcla de colores que funciona como una veladura unificadora. Utiliza mucho las tintas acrilicas o acuarelas. Las superficies son lisas, el sutil oficio del pintor cubre con un manto entonador calidades y colores en los diferentes materiales, hasta volverlos irreconocibles a la mirada del lego.
Primero dibuja un boceto general que se va modificando sobre la marcha, pero que en general empieza como un dibujo. El juego de las formas que van cerrando y van abriendo espacios atrapa al contemplador para llevarlo fuera de si mismo y permitirle misteriosamente una suerte de introspección que sobreviene por los recuerdos que personajes, imágenes y escenas suscitan, al tiempo que seducen con la mirada vacía pintada en rostros intemporales, o con algunas pupilas que miran, o miraron en otro tiempo.
 El tiempo legendario de las lecturas y fantasias de la infancia o adolescencia. Hay obras particularmente originales, distintas, por lo mismo que auténticamente reflejan la interioridad rica del artista. Con humildad propia de la grandeza, Norman Bottrill confiesa el recorrido de sus recuerdos reflejados en esas lineas que cubren el espacio para dejar la impronta de una imaginación nutrida de lecturas y viajes, fundada en el sentimiento y la romántica poesia de un soñador.
Puede manchar con acrílico antes de dibujar con sanguina y carbonilla: el resultado es simplemente deslumbrante. Estas idealizaciones no se parecen a nada. Y en el acto de bucear dentro de si para comprender a que recuerdo personal remiten tales o cuales imágenes, el observador vuelve a detenerse en la contemplación, renunciando a encontrar una respuesta, porque alcanza con mirar y volver a imaginar en ese preciso instante, bajo la tutela espiritual del artista.
 “Hay que meterse dentro de los dibujos, es mi intención”, comenta el artista. Y asi se cumple cuando el observador sigue una linea, otra linea y termina descubriendo que todo esta armonizado y sincronizado en una totalidad simbiotica que es el mundo imaginado que Bottrill representa cada vez. Lo material se funde en el dibujo, materia humana, naturaleza viva, aun en aquellas naturalezas que pretenden figurar una naturaleza muerta. Elegancia de los resultados de esta amalgama de formas y colores, sutileza, originalidad, verdad en fin, por medio de la fabulación y gracias a ella.
Son dibujos y pinturas. Trabajo de manos. Las manos van por un lado y los personajes por otro. La naturaleza pintada los vincula. Las manos se sueltan en su expresividad y las lineas de elementos organicos, recorren el plano vinculándolas con aquella realidad imaginada, ya pintada. Porque Bottrill.pone el color con la linea y tambien con la mancha. El artista entrega color, para que todo participe del universo de color y aire que sostiene las figuras. Y asi dice: . “me cuesta mucho trasmitir lo que he hecho”.  Sin embargo,  todo lo ha dicho ya y lo ha hecho sentir con su dibujo y su color. Y concede: “Eso es lo mas importante. “
-¿El dibujo lo domina a usted?
-Si, aunque es un dibujo muy organizado en el cual me preocupa mucho la composición, la interrelacion de las figuras. Me sorprende y con el tiempo, digo “Como pude haber hecho esto?” Hay obras que las he dejado y he demorado dos años o mas en volver a verlas y me han sorprendido muchísimo, como que descubro,. recien con el paso del tiempo, lo que tenia intención de plasmar”. Elisa Roubaud
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