ENTREVISTA A EDGARDO RIBEIRO
Dense Caubarrere y Elisa Roubaud
Es muy posible que haya sido en el año 2001; pero
seguramente fue de mañana, en un dia de enero, radiante de sol, cuando Edgardo
Ribeiro dijo que nos recibiria en su casa de Las Delicias. Estaba solo cuando
nos mostro su casa y taller, casi en la penumbra; el recuerdo de aquella
entrevista ha quedado vivo en la memoria, pero muy borroso en la cinta grabada,
porque tampoco se consiguió claridad en el sonido. La claridad estaba en las
palabras de Edgardo: conversaba casi sin interrupcion, recordaba y toda su
historia se armaba, coherente con la pintura que teniamos delante, mientras el
grabador habia quedado olvidado sobre una silla. Y este es el relato que queda
de aquel dia:
“Los colores asordinados de la paleta de Edgardo Ribeiro
cubren de discreción una personalidad recia y avasallante. Y es que el pintor,
tal vez intuyendo el peligro de ejercer una influencia demasiado fuerte sobre
los discipulos, guarda los brillos y se mantiene en una prudente reserva que lo
distancia, solo aparentemente, de la realidad circundante.
Se crio en los campos y vino bajando al sur desde Artigas
donde nacio. Hay un dejo fronterizo en su manera de pronunciar, tambien
atenuando de cualquier juicio que el artista sabiamente detiene, antes de
pronunciar. Es facil leer su pensamiento, al verlo rodeado de alumnos y
exalumnos que de todas las ciudades y pueblos del pais lo vienen a consultar.
Edgardo Ribeiro reparte su tiempo entre la casa de Las Delicias en Maldonado y
la que conserva en Mallorca, donde vive su hermano Alceu.
Lleva una vida retirada entre los amigos mas intimos.
Trabaja sin interrupciones, porque el artista que ya no dirige taller, pinta y
pinta cada dia. Expresión a la vez que alimento espiritual, la pintura es su
forma de corresponder al cariño que recibe, entregando su mundo interior al
contar los mismos paisajes, naturalezas muertas y retratos, con el lenguaje de
armonias que domina y llena de sentido el gran silencio que precede a la
creación. En Maldonado los artistas se reunen, se comunican continuamente y
acuden al Maestro Ribeiro para escucharlo y siempre sorprenderse con el
comentario acertado o con el humor sereno de este hombre bastante imprevisible,
siempre disponible.
Profesor de dibujo en la Enseñanza Secundaria desde los
21 años y por concurso ganado, comenzo en el liceo de Minas, ciudad que hoy
conserva el Taller Ribeiro en una casa austera, cuadrada, simple y firme en sus
cimientos como la filosofia que Edgardo heredo del Taller de Torres Garcia y
alli continuo desarrollando. Esta vida de taller se habia iniciado en un salon
en los altos del Teatro Lavalleja, del que fueron desalojados para utilizarlo
como espacio de riña de gallos. Pero la suerte, la bonhomia y una actitud
positiva que atrae los buenos resultados de toda gestion, han sido la marca que
signo etapas y circunstancias en la vida de Edgardo Ribeiro.
Pudo haberse enriquecido con un taller de bicicletas, que
se arreglaban, se alquilaban y se vendian: una pasion de este pintor que fue
Campeon de Ciclismo en Minas, en 1947. Ribeiro descubrio que este negocio
demandaba mayor atención en la medida en que crecia y se retiro, porque le
quitaba tiempo para la pintura. Con el dinero de su parte se fue a España,
Italia, Paris y de vuelta en Madrid aso por Toledo, donde copio el cuadro de
San Mateo de El Greco. Los medios tonos y los grises que se funden en las
llanuras por las que atraviesa el Tajo, quedaron prendidos en su paleta.
Con alegria Edgardo Ribeiro recuerda los 50 años cumplidos
por el Taller de Minas, cuando llegaron los alumnos con sus nietos desde
Artigas, Salto, Ribera, Cerro Largo, Rocha, para homenajearlo en la Casa de la
Cultura, donde no cabia ni un alfiler, entre tal muchedumbre. Cuando Edgardo
siguió su viaje al sur y recalo en Maldonado, en el Taller de Minas quedo
Wilson Amaral, lo sucedió Casimiro Motta y mas adelante otros discípulos
continuaron la misma huella.”
El jueves 27 de octubre de 2005, la Galeria Latina festejo
su 25 aniversario con una exposición retrospectiva del Maestro Edgardo Ribeiro.
Jorge Abbondanza escribio que “la añeja selección que alli se mostro fue algo
mas que un ejercicio evocativo y ha quedado como una oportunidad testimonial
sobre los comienzos de su carrera, una via de acceso a la juventud del pintor,
como si el viejo Edgardo Ribeiro de 2005 volviera a lucir la estampa lozana y
el formidable entusiasmo de 1943”. El 10 de marzo de 2006, Abbondanza titulo la
pagina: “Adios a un maestro de la plastica uruguaya. Fallecio EdgardoRibeiro,
torresgarciano de primera hora que brillo con luz propia”.
Edgardo tenia 84 años, habia nacido en Artigas en 1921 y se
habia establecido en Montevideo en 1939.
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