MARGARET WHYTE
Las obras de Margaret Whyte integran colecciones públicas en
el Museo Nacional de Artes Visuales, Museo de Arte Contemporáneo y Banco de la
República, en Montevideo, Uruguay. En colecciones particulares se pueden
encontrar en Argentina, Alemania, Brasil, Escocia, México, Estados Unidos de
Norte América y Uruguay.
Se formó en el Círculo de Bellas Artes de Montevideo (desde
1972) y en los talleres de Jorge Damiani y Hugo Longa. Integra la Fundación de
Arte Contemporáneo.
Whyte ha sido distinguida con el Premio Adquisición del Salón Nacional de Artes Plásticas, Premio
Ministerio de Turismo, Bienal de Salto de 1996, Premio Especial y Adquisición
Salón “Centenario del BROU”, Premio “El Mundo Viajes”, Bienal de Salto 1998.
En lo nacional ha expuesto individualmente en el Museo de
Arte Contemporáneo, Museo Juan Manuel Blanes, Museo del Gaucho y de la Moneda
del BROU, Biblioteca Nacional, Cabildo de Montevideo, Molino de Pérez; y entre
las exposiciones colectivas se destacan el Premio V Centenario Instituto de
Cooperación Iberoamericana, Intervención en el Parque Barofffio, VIII Bienal de
la Primavera, Salto 2000.
En lo internacional, Margaret Whyte participó en la Primera
Bienal Internacional del Deporte en las Artes Plásticas, Museo Nacional de Artes
Visuales, Montevideo; Primer y Segundo Encuentro Latinoamericano de Arte sobre
Papel; Segundo Encuentro Latinoamericano de La Paz, Buenos Aires.
En mayo de 2004, Arteuy presentó un tapiz de Margaret Whyte
en una de las exposiciones organizadas por Enrique Abal Oliú, con motivo de
Arte y Diseño en el Hotel Cottage de Montevideo.
Realizado en tela con textura de fibras e hilo, este tapiz
vertical mide 190 x 100 cms y su contemplación remite a etapas anteriores de la
producción de la artista cuando en 1992 pintó una serie de figuración
expresionista, en la que “El columpio”, acrílico sobre tela, 120 x 160 cms,
curiosamente se organizaba en una composición de similares ritmos en diagonal,
fuertemente estructurada.
Este tapiz, “sin título”, en la variedad de sus brillos y
texturas que lo podrían convertir en una obra más decorativa, mantiene la
sobria severidad no exenta de fantasía que es característica de esta artista.
También las telas elegidas para compaginar esta obra responden a la misma
paleta, la de la sensibilidad de la artista.
Cuando a través de un período de casi diez años se pueden
descubrir en la obra de una creadora los puntos de coincidencia y a la vez
establecer diferencias tan fundamentales hasta de técnica, como pueden ser las
que separan la pintura del tapiz, se puede inferir sin temor a error que se
trata de una artista madura: al cambiar de oficio mantiene sus líneas de
composición y las huellas de sus costuras en el tapiz conducen a las pinceladas
contenidas y profundas que marcaron pinturas anteriores.
El tapiz de Margaret Whyte no se parece a los tapices
provenientes de otras culturas. Es evidente en esta obra la organización de
planos que se destacan sobre un fondo más entrabado de formas, tal como también
se podía ver en su anterior pintura de “Paisaje con peras y manzanas, 1989,
tinta, acuarela, 87 x 67 cms. En aquella obra de tonos tenues, rojizos, sobre
un fondo que aludía a frutos que estaban prontos, maduros, el dibujo de lineas
precisas, finas, marcaba planos geométricos que cubrían como géneros apenas
coloreados en grises y celestes, la vida que palpitaba por detrás. En la
presente obra, todo es género y cual conviene a su densidad, los colores son
profundos, definidos para marcar contrastes y delinear un derrotero de formas y
caminos conducentes a una placentera contemplación. Elisa Roubaud
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