sábado, 13 de julio de 2019

Fernandez Flavia


FLAVIA FERNÁNDEZ. COLOR, GESTUALIDAD, EXPRESIÓN

La  pintura de Flavia Fernández impactó en la Galeria Grillo de Punta del Este. Independientemente del tema abordado, siempre “la pintura” fue protagonista, generosa en pinceladas vibrantes de color y palpitante de una gestualidad contenida.

Nacida en Salto (Uruguay) en  1984, sorprende por su juventud con la contundencia de su oficio, trabajado desde la niñez en diversos talleres; continuo estudios en el Instituto Universitario Nacional de Arte de BuenosAires (Argentina); se perfecciono en técnicas de fotografia, serigrafia y dibujo con Alvaro Amengual en la ORT de Montevideo (Uruguay). Munida de estas herramientas y de su talento, Flavia Fernández ha podido participar en talleres de “Resensibilizacion visual” y de “Producción en el mensaje visual”, realizados en la Universidad Pridiliano Pueyrredon (Buenos Aires, Argentina). Estas son sus credenciales, a partir de las cuales ha desarrollado su talento con libertad suficiente para prescindir de la imagen y hacer cantar el color, con precision y firmeza para enfrentar el desafio de la figura humana en retratos que figuran caras expresivas, de ojos muy abiertos, miradas profundas que recuerdan las pinturas de Fayoum, en las tumbas egipcias (siglos I al IV D.C.), puestas sobre los sarcófagos reemplazando las antiguas mascaras de las momias.
Andre Malraux, en su “Museo Imaginario – El Mundo Cristiano”, al comparar la aparicion del arte cristiano con el arte antiguo que lo precedio dice: “La primera expresión cristiana aparece con la mirada de hipnosis de las primeras orantes –en los frescos de Doura, en las estatuas de Palmyra, en los sudarios de Fayoum-, acorde con el amor nocturno que inunda las catacumbas, la misma que tendran los mosaicos de las basílicas triunfales, porque quiere ser la mirada que refleja lo insondable”. (Pag. 14, Edición Gallimard, 1954).
Esa cualidad atrapante, misteriosa, tienen las miradas de  las “niñas” pintadas por Flavia Fernández; miradas intensas que acusan el conocimiento y la sabiduría de los años, contrastando con la ingenuidad aparente de los rostros representados.
El arte destila por los llenos y los silencios de una pintura, sorda o estridente, cuando el sentimiento que genera los trazos y anima espiritualmente lo visual, es verdadero. No hay técnica que invente el talento. Es el artista quien con su talento hace uso de lo aprendido. Y en Flavia Fernández se adivina que lo aprendido también supera las técnicas que le fueron enseñadas. Algo que tiene explicación cuando en su currículo se lee que es “incansable exploradora en materiales y texturas” y que “es admiradora del arte de los niños y profesora de plástica infantil”.
Elisa Roubaud


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