TROLIO, Josefa
Nacida en Soriano en 1947, Josefa Trolio ejerció la docencia
en escuelas públicas y privadas de Montevideo hasta el año 1985. Paralelamente,
Josefa se inclinó por las artes plásticas y fue cumpliendo un riguroso
itinerario en los talleres de Octavio Podestá en la UTU, de Miguel Ángel Pareja
y de Guillermo Fernández.
Al abandonar la enseñanza escolar, Trolio se internó en la
Escuela Nacional de Bellas Artes, pasando por el Taller Fundamental de Anhelo
Hernández y egresando en 1992. Los estudios de educación por el arte y el
aprendizaje de técnicas como la cerámica, la serigrafía, el arte en fieltro y,
hace dos años, un cursillo de arte en papel, la fueron capacitando para dirigir
con solvencia un taller de expresión para niños y crearon las bases de nuevos y
futuros trabajos en el campo de la creación artística.
Utiliza Joefa Trolio colores naturales, otoñales, creando la
ilusión de que se trata de una sola obra, repartida en compartimientos
geométricos que se suceden para expresar un único diseño que se extiende en el
tiempo, se apila en papeles y cartones que se contemplan uno a uno y como si se
tratara de la secuencia de una misma idea entregada en bocetos, encolados,
dibujos y pinturas.
La técnica japonesa del Washi Zokei para la fabricación de
papel artesanal con fibras vegetales naturales fue el disparador para las ideas
de Josefa Trolio, estimuladas por previos estudios que le dieron solvencia para
componer asociaciones de color, entonar formas geométricas y vegetales durante
la elaboración misma de la pasta que utiliza como soporte de sus creaciones.
Tienen las obras de Trolio una serenidad clásica, asentada
tal vez en la docilidad de la artista a las posibilidades que cada materia
ofrece; compone así, adecuando el vuelo de su imaginación para no violentar
cualidades y modificando sutilmente aquellos elementos simples y naturales que
fueron escogidos para cada obra. “Barro del Parque Rodó”, dijo Josefa Trolio al
explicar su forma de trabajo. Porque recoge lo que las plantas en su jardín o en
otros dan, para organizarlo con el rigor que demanda el equilibrio de una
composición y con ello consigue que lo caduco y desechable se convierta en
materia durable de formas expresivas y permanentes.
Sobre el cedazo va colocando las fibras mojadas, las que
tienen color y las que como blanca pulpa servirán para hacer el fondo para las
figuras que previamente ha pensado componer. No hay un dibujo de base, sino que
puede a veces utilizar un filamento para recorrer un contorno, sugerir rostros,
figuras humanas, formas geométricas que repiten motivos a la manera de grecas.
En la figuración entran a cubrir el cedazo los ocres, los verdes, los claros y
los oscuros de los tostados y naturales, creando un orden nuevo con fibras
muertas, fijando sus colores en determinado punto de su transformación natural.
Es interesante saber que Josefa Trolio, estudiando el
comportamiento de todo lo que crece en su jardín, descubrió que con el agua
hervida de las hojas del hibisco se puede hacer un jarabe especial, gomoso, con
el que pegan y fijan mejor los elementos al asociarlos y combinarlos en la
elaboración del papel sobre el cedazo. Después de secar y dar vuelta el papel
de arte que ha fabricado, Josefa Trolio
está por fin en condiciones de juzgar si la obra está a la altura de sus
expectativas.
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