sábado, 13 de julio de 2019

Mendizabal Marcelo

C.V. Marcelo Mendizábal

Nace en Montevideo, Uruguay, en 1956.
FORMACION: 1955: Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA). 1988: Taller profesor Ernesto Aroztegui ENBA. 1997: Workshops en Alemania con artistas alemanes.
PREMIOS Y DISTINCIONES: 1998: Salón Banco República. Primer premio 1997: Premio Internacional de Pintura Fundación Batuz. 1996: VI Bienal de Salto. Premio adquisición. 1991: Cubierta Guía telefónica. ANTEL. Segundo premio. 1990: Salón Automóvil Club del Uruguay. Mención. 1989: Salón Banco República. Mención.
EXPOSICIONES INDIVIDUALES: 1999: “Afuera, Adentro, Afuera”, Babilonia Casa de Arte, Monevideo. 1990: “Mandalas, Menhires y Anatemas”. Galería del Notariado, Montevideo.
EXPOSICIONES COLECTIVAS: 2001: Trench Gallery, La Barra, Maldonado. “4” South Art Gallery, Miami, Florida, EE.UU. 2000: Bienal de Salto. Molino de Pérez, Montevideo. 1999: Salón del Banco Hipotecario del Uruguay. 1998: Museo Torres García, Société Imginaire Fundación Batuz. 1996: “Cuatro signos”. Colección Engelmann-Ost. 1995: Salón United Airlines, Maldonado. “Sanjo, Masi, Conde, Mendizábal” Galería del Notariado.
EVENTOS INTERNACIONALES: 2001. “4” South Art Gallery Miami, Florida, EE.UU. 2000: Trench Gallery Buenos Aires, Argentina. 1998: Uruguay XXI Exposición colectiva “BILTMORE HOTEL”, EE.UU. 1997: Beca Batuz en Sajonia, Alemania. “Piecyk, Osten, Mendizábal”, Exposición colectiva Altzella, Sajonia.

Marcelo Mendizábal (Montevideo, 1956), trabaja el soporte arrancándole texturas inesperadas, mediante incisiones, frotados; o enriqueciéndolo con aguadas, encolados, costuras, arenas, tierras, que se mezclan y se definen con demorado oficio artesanal. Lo primigenio, el misterio del origen de la vida, la oposición y atracción de los sexos, lo simple y lo trabajado y decantado, la diferencia y el contraste que se traducen en el nacimiento o en la aparición de un nuevo ser, son ideas y sensaciones que laten en cada una de sus obras, son resortes que mueven y estimulan su creatividad. En esta entrega se advierte la misma sensualidad de la materia, los colores pardos entre los que brilla algún naranja o rojo profundo que surge para ligarse al ocre, al negro, a los grises, que son los colores naturales de la tierra, donde todo nace y renace, a la que vuelven los restos antes de convertirse en nuevas semillas. Mendizábal siembra en el espacio propuesto con sentido de la ortogonalidad, buscando descubrir, tal vez en el ordenamiento de las formas en un todo concebido como tal, el hilo conductor hacia otras formas de asociación en las que la materia animada, espiritualizada, convertida por obra de la manualidad, tome rumbos inesperados, para volver a la sorpresa inicial. En estas obras se define más claramente el sentido de construcción, sin que por ello se resienta la poesía de una actitud artesanal y meditada frente a los elementos trabajados que constituyen la materia plástica del cuadro.
Elisa Roubaud



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